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La derecha mexicana, ignorante, enferma y clasista


A propósito del verdadero peligro para México

Apuntes desde el suelo

Después de una derrota electoral contundente la derecha mexicana, asesorada y financiada por los EEUU, lamentablemente, la vemos con la misma narrativa, e igual estrategia mediática y política, no ha podido construir ni un párrafo, ni cambiado una coma, continúa con su “guerra sucia”, pertrechada esperando el tema o la noticia, e inmediatamente sin pensar, decir a todo que “no”, y construir falacias, absurdas generalizaciones, y reducciones torpes, que tienen que ver con su pobre visión maniqueista de la política, para justificar su posición negativa, aunque le muestres sus contradicciones y torpezas, actúa como si siempre hubiera sido renovada demócrata, respetuosa de la ley, y proba representante popular, pese a que su biografía diga todo lo contrario, que usaron la democracia para legitimar el relevo que hacían del poder entre los mismos, que transgrede y montaba un meta legalidad por encima de la ley, y se robaba las arcas públicas a placer e impunemente.

Ningún actor, ya sea de forma individual o como institución política, ha hecho una revisión profesional e intelectual, y moral, de las causas del rechazo electoral que vivieron en las pasadas elecciones presidenciales, legislativas, gubernamentales y municipales en México, y como ha hecho desde el 2018, actúan como si los que perdieron fueran otros y frescos arrogantes continúan con su pobre comportamiento, y desfasada estrategia fascista de oposición de “repetir una mentira e intentar convertirla en una verdad”.

A veces raya en lo absurdo y psicopatológico, enferma mental catatónica que repite ya no un movimiento corporal pero sí verbal, pensando que enfrente tienen a un pueblo ignorante que puede engañarlo que dicen la verdad, sin darse cuenta que México es otro, que quedó en el (su) pasado las compras de conciencias con una despensa o un bono en un monedero electrónico como el caso Monex (1), que México ya probó la libertad y la consciencia que el poder dimana de él y que la clase política es su subordinada, que debe cuidar los intereses del pueblo y gobernar obedeciéndole.

Pero esa transición hacia una verdadera democracia y un nuevo sistema político vacunado de la corrupción y la maldad, está ocurriendo gracias a un líder auténtico y consecuente entre lo que piensa y hace, un hombre que no le interesa el poder narcisista de vanagloria, ni las riquezas mal habidas a que estaban acostumbrados los presidentes anteriores, que pensaban que el poder popular era una extensión de sus intereses y deseos personales, y que estaban destinados y justificados a ejercer el poder no por el mandato popular sino por el poder divino, , y porque se creían los mejores, “si merezco abundancia”(2)  escribía Karime Macías esposa del sentenciado por corrupción el ex gobernador priista de Veracruz Javier Duarte, quienes veía a los mexicanos por arriba del hombre y mantenían una mentalidad clasista pensando que eran la clase de los nuevos tlatoanis de la modernidad.

Una clase política de derecha que no tenían distinción ideológica y si coincidencias pragmáticas de cómo ejercer el poder público de forma personalista, obedeciendo a intereses estrictamente particulares tanto locales como mundiales, una clase política que intentando parecer de izquierda o de derecha se desveló que eran los mismos, pero que montaban para legitimar y legalizar el poder público y la corrupción, una pseudo democracia, cómo ahora lo hace Alito, el cantinflesco y sepulturero presidente del PRI, que registra a otra fórmula de candidatos para competir por la presidencia del PRI, aun a sabiendas que tiene controlado a la mayoría de los delegados de la Asamblea Nacional donde lo volverán a elegir de nuevo como presidente de los restos que queda del  otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional.

Esa clase política PRIANISTA sin pudor y vergüenza mostró sus orígenes y comportamiento de derecha, que después de la revolución mexicana, traicionando los ideales de justicia social y el sufragio efectivo “no reelección”, pensó que eternamente iban a gobernar y hacer más rico a los ricos, y más pobres a los pobres.

No obstante, es pertinente hablar históricamente de una derecha populista y otra derecha pura sin ideología, la primera, con el PRI gobernando, como bien lo dijo el ex alcalde de San Blas Nayarit, Hilario Ramírez Villanueva, conocido con el mote de “Layin”, “robaba pero poquito”, una derecha “revolucionaria” que ejercía un poder público de forma presidencialista, donde el poder lo ejercía absoluto el presidente de república mexicana, y lo sostenía a través de una pirámide de complicidades que venía desde el cacique del municipio, las grandes familias adineradas de abolengo de los estados, hasta el 1% de las familias mexicanas que han detentado no tan sólo el poder económico históricamente sino también político; y otra derecha, que respondiendo a la caída de las ideologías, se presenta pragmática y tecnócrata (pseudo intelectual), me refiero al período que se inicia en el sexenio de innombrable Carlos Salinas de Gortari, quien se ufanaba de que México estaba privatizando todos los servicios públicos y las empresas del estado (3), y si hubiera tenido tiempo, hasta el aire que respiramos lo hubiera privatizado, y estaríamos hoy pagando a una empresa extranjera por el uso del aire (ironía). 

Este periodo llamado neoliberal rompió con el modelo populista de derecha que intentaba hacer que el estado sostuviera el aparato productivo del país, e introduciendo la visión de un estado tan sólo de observante y garante del libre mercado, así que con una visión surrealista pregonaron que ahora sí México entraría a la modernidad, e incluso, prometieron que con ese modelo neoliberal México entraría al top ten de los países ricos. Una historia de mentiras, traiciones a la patria, y espejismos, que sólo provocó que esa minúscula élite económica lograra consolidar sus riquezas, y que entraran ellos si al top ten  de los hombres y mujeres más ricos del mundo como en renombrado Carlos Slim (4), y la mayoría de los mexicanos ingresaran a la pobreza.

Paralelo a ese inicio hubo un hombre que aunque pertenecía a ese periodo político sabía que México vivía una pseudo democracia, y, un sistema político y económico que estaba al servicio de los poderosos, que como bien dice “se creían dueños de México”, y junto con otros personajes políticos como el difunto Porfirio Muñoz Ledo, Lázaro Cárdenas, entre otros, hicieron una escisión dentro de esa clase política anquilosada en el poder público la corriente democrática del PRI (5), y ese hombre con coherencia democrática y valor es el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, que enfrentó al poder público, mediático y económico, que desde su natal estado de Tabasco comenzó una cruzada revolucionaria por salvar a México y poner fin a ese periodo demiurgo del PRIANISMO.

La lucha no le fue fácil, pues enfrentarse a los intereses, principalmente económicos, lo llevó incluso a un ilegal y descarado desafuero en el sexenio del hipócrita guadalupano Vicente Fox, cuando AMLO era jefe del departamento del Distrito Federal, sumado a esa lucha incansable de AMLO, México paulatinamente vivía una degeneración del estado de bienestar, que incrementaba las desigualdades entre ricos y pobres, y, el incremento de la ingobernabilidad y deterioro de la seguridad pública, hizo que en el año 2018, las y los mexicanos votaran mayoritariamente por AMLO, votación abrumadora que impidió otro fraude electoral como en el año 2012, cuando Vicente Fox coludido con la élite económica y mediática impuso a través de un fraude electoral al generalísimo y alcohólico Felipe Calderón, periodo en que se abre la incontrolablemente “caja de pandora” de la delincuencia organizada y el narcotráfico.

Los casi 6 años del gobierno del presidente Obrador se enmarcan en la restitución de la funcionalidad del estado mexicano, la concientización del pueblo mexicano, la recuperación económica que ha llevado a México estar ahora por encima de España siendo la doceava economía del mundo (6), y principalmente, la moralización del poder público y de la política, y con “el fuera mascaras” del PRI y el PAN, que demostraron ser los mismos ladrones (pillos) de siempre, quienes sin reconocer su responsabilidad de la crisis pública del estado mexicano que recibió a AMLO al llegar a la presidencia de la república mexicana, sin pudor, se unieron en una aberrante alianza que su único objetivo que ha sido volver “al pinche poder”. 

Una derecha que a la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS y su modelo estatista económico, pensó que un sistema económico, como el capitalismo y su eufemismo “neoliberal”, era ideología, e ignorantes que la economía no está regulada por la política, sino todo lo contrario, apostaron a la pragmática, sin darse cuenta de la crisis del modelo  global neoliberal, que ha dejado un mundo donde las riquezas continúan concentradas en unas cuantas manos y países, y que el poder mundial es unipolar encabezado por los EEUU e Inglaterra.

Una derecha sin referentes intelectuales ni ideológicos, en América Latina y el Caribe, asumió el papel de lacayos del imperio de los EEUU, una derecha económica que en un principio organizó una clase política para gobernar y sirvieran a sus intereses y de los extranjeros, pero que con el tiempo, fueron ellos mismos los que asumieron los gobiernos de estas latitudes, siempre reafirmando que América Latina y el Caribe es el patio trasero de los EEUU. Así que hemos visto los exabruptos del injerencismo el imperio y el intento de sostenerse en la mayoría de los gobiernos de América Latina y el Caribe, por eso lo vemos celebrar la llegada en Argentina del esquizoide Milei, con su visión trasnochada de libertad y dolarización, y agarrarse de un clavo ardiente con la derecha venezolana para quitarle el poder a Maduro, pero también presenciamos los intentos y los golpes de estado en Bolivia, Perú, Ecuador, y, toparse con el obradorismo humanista en México y el refrendo con el triunfo de Claudia Sheinbaum como la primera presidente obradorista de México. 

Ese México de la derecha populista que jugaba a revolucionaria, pero que servía a los intereses externos, dio paso, a una derecha que descaradamente se sometió durante más de 30 años a los intereses extranjeros, y puso a su disposición las leyes, los recursos naturales y humanos de los mexicanos.

Una derecha ignorante, enferma de poder, y arrogante, que aun con sus últimos esténtores en el poder público sigue con el mismo guión, ahora, buscando otros temas, otras trincheras, como la reforma del poder judicial, aunque sepan que es una ignominia que un miembro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del PJ gane 800,000 mil pesos mensuales, aunque se les demuestre que jueces corruptos han perdonados a empresas extrajeras de pagar multas millonarias y liberados a capos del narcotráfico, no obstante, siguen con esa narrativa pobre de que la reforma del PJ pone en peligro la división de poderes tan sólo porque piensa que “el pueblo es tonto” y no sabrá elegir a los más indicados para ahora sí impartir justicia imparcial, justa y expedita, así usan el tema de la distribución de las representaciones proporcionales en el congreso legislativo federal, mejor conocidas como las diputaciones plurinominales, aunque se les mostró que son sus mismas leyes que hicieron para mantener el poder público, pero ahora que lo han perdido, se arrojan al lamento y la acusación que no hay democracia en México, todo con tal de seguir atacando al gobierno del presidente Obrador, sin darse cuenta que repiten más de lo mismo, pasaron de que AMLO era un peligro para México, que México se convertiría en una Venezuela, ahora, en que en México está en peligro la democracia y la división de poderes, sin aceptar que el peligro auténtico para México ha sido y es esa derecha vacía y violenta. 

La diferencia entre el obradorismo y esa derecha rancia mexicana, es que sin pensar que se puede volver a proponer los modelos socialistas-comunistas, ni en lo económico ni en lo político, el obradorismo trata de conciliar estado con el bienestar de los ciudadanos, apoyarse en un modelo humanista-social tanto en lo público como en lo económico, mientras tanto, la hueca derecha mexicana sigue pensando que la economía capitalista es la respuesta a las desigualdades e injusticias, el estado de bienestar y la gobernabilidad, sin aceptar que ese visión del estado capitalista ha fracasado, que incluso Europa trata de proyectar desde hace mucho un estado social, e incluso, una mercado social. Aunque esto último no será posible sin una democratización mundial.

Todavía vienen tiempos duros no tan sólo para México sino el mundo, pues esa visión clasista del neoliberalismo, sus actores y su élite política y económica se resisten a un mundo multipolar y mucho menos a entregar sus riquezas para el bienestar de los más necesitados. 

La madre de todas las batallas se libra ahora, y no es quien gane en la guerra en Ucrania o la OTAN o la Rusia de Putin, sino que sistema se mantendrá vigente y unánime, o el espejismo democrático neoliberal desigual e injusto, o, “el estado de bienestar” propuesto por el presidente Obrador, que es el que realmente conviene al mundo humano. 

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